viernes, 8 de junio de 2012

Qué es lo que realmente quieres???

En mis últimos años como maestra recuerdo haber escuchado muchas historias tristes de mis estudiantes, las compartian esperando guía y comprensión por parte de una figura de autoridad.  Cada uno de sus relatos fue de gran valor e influencia en mi crecimiento  por lo que les agradezco inmensamente.   En muchas ocasiones me invadió el deseo de brindarles “la solución” pues no deseaba verles sufrir.  Sus pensamientos eran muy claros, firmes y los sentimientos ligados a ellos lo eran más.  Con el tiempo comprendí  como mis consejos o ideas parecían muy complicadas o irreales para que les tomaran en consideración por lo que me dediqué a escucharles y desearles lo mejor.  No fue hasta que conocí a Alice, una chica muy valiente, que comprendí cómo podía brindarles mucho más.
Alice  tomaba el curso de Historia que ofrecía en la tarde.  En el segundo semestre del año escolar era normal recibirle durante mi hora de almuerzo  para compartir algunas de sus inquietudes.  Al principio se acercaba un tanto temerosa e insegura, pero al pasar el tiempo llegaba llena de entusiasmo y alegría.  Narraba sus historias esperando consejos de su maestra por lo que me dediqué a escucharla con mucha atención. 
Veía como revivía cada suceso que le causaba tanto temor, confusión e inseguridad a lo que le ayudaba a reconocerlos con unas simples preguntas; ¿Cómo te sientes? ¿Por qué crees que te sientes así? Le brindaba espacio a que se expresara y ella lograba identificar sus sentimientos.  Entre los temores que Alice compartía podía identificar las ideas que habían  sido sugeridas por los demás, estas eran la fuente de sus inquietudes.  Ante las situaciones que narraba era imposible que utilizara estas ideas a favor de sus sentimientos,  solo cumplían con las expectativas de otr@s.  Desafortunadamente Alice no lo podía ver tan fácil y lo único que hacía era regresar a la situación una y otra vez tratando de resolverla profundizando cada vez más y más.  No era hasta que contestaba una tercera pregunta que encontraba la solución, ¿Qué es lo que, realmente quieres?  Al principio su respuesta era dirigida a alcanzar una meta material, pero luego comprendía que solo era la vía para sentirse como todos deseamos sentirnos, FELICES.
Durante todo un semestre recibí la visita de Alice, cada día llena de más alegría y de entusiasmo lograba responder a sus propias inquietudes.  Ella sabía con exactitud lo que quería y lo que necesitaba para obtener  SU  FELICIDAD.    Lo que encontró en el salón de clases fueron las herramientas y valentía para dejar atrás las ideas de otr@s y darle valor a las de ella.

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